El piano y cualquier ruido repentino e inesperado pueden provocar sobresaltos. En programas de radio para ambientar más la pieza que se esté radiando y con la intencionalidad de llevar a la audiencia a un acto reflejo de pasmo, se recurre a los efectos especiales. En las películas sucede lo mismo: En cierto tempo de la proyección del género suspense las bandas sonoras resultan imprescindibles para armonizar, a la vez que causar un estado agobiante o tétrico, lo más espectacular posible en el espectador. Ya que se trata de que la producción destile el mayor efecto real posible. Todos recordamos goznes acompañados del sonido chirriante de esa puerta que hasta cerrarse poco a poco produce cierta repulsión. Los dientes se hielan por un momento. Así cómo las verjas del cementerio cuando se abren en la gran pantalla y el metal oxidado chirría provocan frío en la columna vertebral. Los efectos de sonido son un buen recurso para dar más originalidad y asustar el triple. El silbido de una serpiente logra que parezca que el reptil peligroso estuviese muy cerca de nosotros, y solo era un ingrediente más del realizador para ambientar el metraje. Puertas que se cierran de golpe y porrazo brutalmente y que más de uno hemos dado un respingo porque no esperábamos que en esa secuencia sintiésemos un escalofrío tal. El canto gregoriano también se usa a menudo para escenificar el lado oscuro. Esos ingenieros de sonido son muy necesarios en las superproducciones, así cómo las orquestas magistrales de las bandas sonoras. El sonido de una charca llena de sapos en mitad de la noche o no solo el croar si no el graznido de un cuervo en fases de terror in crescendo del film, nos transporta a una dimensión cuasi real. La industria del cine es impresionante. FX de sonido: Ruiditos, golpes, sones, o cualquier otro elemento sonoro cuyo cometido es ambientar y torturar al espectador.