martes, 13 de mayo de 2014

CUANDO LA TIERRA SE MUERE


Hay familias que tienen algún caso de alergia o asma bronquial en casa. Alguna vez hemos observado que el agua del grifo en las zonas donde se pueda beber tiene un sabor repugnante. La fruta ya no tiene el agradable aroma que todo lo envolvía si no que por el contrario desprende un olor cómo a plástico. El pan de ahora ya no es el que comíamos hasta hace poco y su textura varía mucho del buen pan que conocemos de siempre. Algunos asaderos, no todos, de pollos tienen un aspecto que abre el apetito pero al hincarles el diente saben cómo a corcho. En resumen: El hombre se está cargando la tierra. Sí. La tierra también muere. Siempre ha habido terrenos donde cualquier cosa que se pretenda cultivar no germina porque se trata de una tierra sin vida y esas cosas han sido provocadas por la mano insensata del hombre. Las avionetas fumigadoras pueden ser muy peligrosas para los asmáticos. Los ríos en ocasiones arrastran porquerías vertidas en ellos y esa agua al beberla no está del todo en buen estado. Exceptuando aquellas huertas donde se cultiva con productos naturales de los de toda la vida, la mayoría de veces los abonos y productos para el cultivo contienen tal cantidad de compuestos químicos que cómo resultado da fruta con buen aspecto pero sin olor ni sabor. La cría de aves en ocasiones recurre a productos químicos e incluso hormonales que dan cómo resultado unos pollos cuyo sabor es más sintético que nutritivo. Pero la fruta, las aves, el pan y todo lo expuesto no tiene la culpa de las condiciones en que se adquiere. Siempre será la mano del hombre la que procure dar buenos frutales o sacar partidas de fruta que fue criada con productos nocivos contra su óptima degustación. Lo barato sale caro y es por eso que sucede que esos productos han sido tratados incorrectamente en un intento de economizar gastos lo que a posteriori se traduce en un resultado nada agradable.

Si solemos comprar la fruta en distintas verdulerías o fruterías observaremos que unas tienen mejor aroma y sabor que las adquiridas en otro lugar. Y aquella que nos deja buen sabor y fragancia probablemente es la que se cultivó en condiciones productivas aconsejables.


La tierra está agonizando. Los ríos en ocasiones se intoxican. La lluvia ya no es cómo era antes que lo limpiaba todo si no que por el contrario si hay ropa tendida se ensucia de barro o bien los coches aparcados se untan de porquería. ¿Por qué sucede eso si la lluvia debería limpiarlo todo? Porque el ambiente está sucio. Cada segundo deambulan aviones por todo el planeta. Y la lluvia al caer arrastra una capa contaminante de suciedad. Sin duda la mano del hombre está destrozando el planeta, los glaciales, los ríos, todo. Pero también hay una mano del hombre moderno, sensato y sano que no está porque las cosas sepan peor, perjudiquen o sean tóxicas; si no todo lo contrario: También hay personitas preocupadas porque prime lo ecológico y luchan porque la alimentación entre otras cosas sea lo más natural posible. Lo menos perjudicial. Cuidemos la tierra por favor. Que nunca muera.