Ya se acerca el buen tiempo y con él la idea de disfrutar de un buen baño en el mar, un lago o piscina, así como en balsas y lagunas. Pero hay que ser sensatos y que se trate de pasar un buen día en vez de que la brillante idea resulte desastrosa: Los marineros, pescadores y hombres expertos en la mar en ocasiones sufren percances irremediables ya que, desde todos los tiempos los océanos y ríos también han sido sitios propicios para meternos en la boca del lobo; y eso que se trata de gente conocedora a la perfección de oleajes, ollas, mareas y fenómenos que incluso el experto marinero sabe que en ocasiones son difíciles de evitar. Bañarse de noche es una de las opciones que puede resultar peligrosa si consideramos que la visibilidad es menor y si el sitio es aislado, ante un ahogamiento no habrá quien nos pueda echar una mano para ayudarnos. A veces se descubren calas abandonadas donde place tomar el sol y zambullirse en el refrescante agua. Pero muchas de esas playas desconocidas que por supuesto no son recomendables para quienes no sepan nadar-ya que aunque el agua sea limpia y cristalina, no quita para que de inmediato haya una hondonada con la que no se contaba y el cuerpo no haga pie y ahí se produzca el ahogo- a veces incluso para los nadadores más atrevidos pueden ser un cúmulo de problemas sin solución. Tengamos en cuenta que algunas calas no es que sean lugares paradisíacos no explorados, si no que tal vez son más conocidas de lo que pensábamos y los lugareños opten por no poner allí un pie al saber que ese sitio en concreto tiene ollas, tierra movediza o presión fluvial que de inmediato atrapa al nadador y lo engulle entre sus aguas. Por no hablar de los lagos y riachuelos en los que place pasar un domingo relajados entre amigos y darnos un baño en mitad de un panorama ecológico precioso donde al final todo termina tristemente por haber cometido el error de ir a bañarnos a un sitio totalmente desconocido para nosotros. Y del que si hubiésemos recabado una mínima información, habríamos estado al corriente de que no es el lugar ideal donde ir, dada su peligrosidad. El miedo no es bueno para nada ni para nadie pero ser demasiado atrevidos conlleva que un grupo de amigos que pretenden pasar un buen día braceando, sumergiéndose y pasarlo estupendamente, queden traumatizados de por vida por haber sido tan arrogantes y que algunos de ellos perecieran por no pensar las consecuencias. Bañarse en sitios agradables es lo perfecto pero sea cual sea la apariencia del lugar donde vayamos a bucear o nadar, si nadie nos ha dicho previamente que tal es el baño allí, deberíamos desechar la idea de arriesgarnos. Los nadadores profesionales y los buzos expertos siempre aconsejan que aunque se conozca el espacio submarino siempre puede haber sorpresas nefastas, y por tanto si la balsa o playa nos resulta desconocida por completo, lo mejor es no armarse de atrevimiento y así no habrá ahogados.
Por otra parte, el que el lugar donde vayamos a bañarnos no contenga ningún cartel o señalización que diga que tal localización es peligrosa, no debe ser razón para sumergirnos en sus aguas porque también hay sitios donde el cartel de Playa Peligrosa no está puesto, y tampoco quiere decir que sí sea un sitio seguro. Nadar hasta donde está la bolla tampoco es recomendable en muchas playas. Porque desde donde está situada el riesgo del bañista es mayor. Que pena, en ocasiones los hombres que se ganan la vida en el mar y por una cuestión meteorológica o marítima inesperada pierden sus vidas cuando saben más que nadie sobre como evitar los riesgos; marineros y capitanes de barcos también saben lo que nunca se debe hacer y aún así, cómo un hecho inesperado surja, todo termina como ocurrió en el conocido Titanic. Así que, recomiendo que seamos sensatos cuando este verano queramos zambullirnos. Si hay socorristas en la zona de baño será mucho mejor. Y si la playa está habitada y no desértica también nos bañaremos más tranquilos sabiendo que si algo fuese mal habrá quien sepa ayudarnos. La gente que no sabe nadar lo mejor es que se bañe en playas que no cubran mucho o en piscinas donde sí se haga pie. Y los más pequeños no deberían pisar playas, aunque vayan con mayores, donde el oleaje o profundidad sea peligroso para ellos.
En esta vida se puede tener todo relativamente si uno quiere: Ir a la playa, pasar una buena tarde, pasarlo muy bien y volver cada vez que queramos al mismo lugar. Porque nadar es un ejercicio muy sano. Pero no se trate de que el día acabe en plan trágico si no que sea un buen recuerdo de haberlo pasado estupendamente. Bañémonos con precaución. Feliz verano.