martes, 11 de febrero de 2014

CON SAN VALENTÍN EL AMOR NO MUERE


San Valentín, o lo que es igual, el día catorce de Febrero que también lo conocemos cómo fecha o día de los enamorados no representa un problema para aquellos que perdieron a sus seres queridos. Hay diversas formas de celebrar ese día del año y concretamente las personas viudas también gustan, algunas, de ir ese día dejar en la lápida de quien fuese su pareja en otro tiempo, un simbólico ramo de flores cómo prueba de sus sentimientos o expresión de que sigue viva la otra persona en sus recuerdos. Lo bonito es que no es un sentimiento roto si no muy vivo pese a que ya sólo queden rememoraciones del pasado. Es decir: El día de San Valentín lo celebran quienes están enamorados, siguen felices con su pareja e incluso quienes perdieron al otro pero no por ello dejan de mostrarle sus sentimientos. Porque el amor al igual que el día catorce de Febrero sigue muy vivo. Hay parejas que acordaron que cuando el otro faltara en el mundo, quien permaneciese en la tierra seguiría llevándole ramos de rosas ese día. Para que esté donde esté sepa que su pareja le sigue amando.

Por San Valentín se regalan muchas cosas: viajes, perfumes, entradas al teatro o al cine; bombones; libros; joyas; flores; discos; ropa; y un sin fin de presentes cómo muestra de amor a la pareja. Y para los que desgraciadamente ya no están aquí se les regalan coronas, flores, macetitas, para que aunque no tan alegremente esa parte amarga siga memorando la felicidad junto a la otra persona. Felicidad a fin de cuentas entre quienes están y no están. Durante estas fechas las floristerías son testigo del gasto en ramos de claveles u otro tipo de flor para regalar. Y es que hay algo óptimo para los vendedores, cualquiera que sea su negocio: Que en San Valentín se hacen buenas cajas por la gran demanda de regalos para entregar ese día a la pareja. 

Viva el día de San Valentín. Que sirve todos los años para recordarnos que el amor nunca muere. 

martes, 4 de febrero de 2014

MAGNETÓFONOS OSCUROS


Casi a finales del siglo pasado muchos investigadores y también grupos de no profesionales vieron bien colocar magnetófonos en camposantos con la intención de grabar algún sonido de otros seres. Surgieron programas donde se ofrecía la grabación de espectros que pese a estar en silencio, en esas cassettes dejaban algún mensaje o palabras. Con los adelantos de las cámaras sensoras de vídeo también se pretendía obtener imágenes o escenas fantasmagóricas. Pero para muchos incrédulos surgen algunas preguntas cómo: ¿Por qué se iba a dejar constancia de esos sonidos en una grabadora y en cambio sin ella todo es silencio absoluto? ¿Por qué nuestros ojos no visualizan esos entes y en cambio si se filman con cámaras especiales sí se dejan ver? Muchos estudiosos del tema aseguran que las psicofonías son herramientas fiables, mientras que los escépticos hacen hincapié en que se trata de montajes o fuerza sugestiva. Respecto al tema de fotografías y grabaciones de vídeo en los cementerios están quienes aseguran que el contenido es real, mientras que los detractores se amparan en que si no se dejan ver dichas entidades tampoco lo van a hacer ante una cámara y cuanto menos que, qué casualidad que ante la aparición dio la sospechosa casualidad de que el fotógrafo llevaba teleobjetivos junto con él en ese preciso instante. Cómo en todo siempre hay defensores y negados a la credibilidad de que lo grabado es o no cierto. Y en el siglo actual todavía se preguntan muchos si todo será un trucaje de sonidos o efectos especiales o si realmente lo captado es tan cierto cómo el sol que nos alumbra. Opiniones para todos los gustos. ¿Verdad o mentira? Tal vez algún día se sabrá.