La
moda gótica llama la atención porque el ropaje nos transporta a épocas lejanas cuasi
vampíricas. Cabellos muy negros; ropa de señora elegante con camafeo; piedras
de cristal; capas enlutadas; guantes ostentosos; rostros de palidez
aporcelanada; señores con camisas de época de cromatismo triste pero de
elegante percha; Sorprendente maquillaje dando aspecto mortecino a la fría tez.
Uñas esmaltadas de negro, ojos pintados de color ébano en una cara empolvada de
blanco. Seres que se comportan cómo almas en pena de un tiempo lejano. Abanicos
de señora muy acordes con funerales ostentosos. Sábanas de raso color azabache,
a juego con ramo de rosas del mismo color. Anillos plateados con motivos de
calaveras o cráneos de platino; calzado afín a un tiempo lejano y elegante.
Chicas con sombrilla negrísima o escarlata para pasear evitando broncear su
piel nacarada. Gárgolas que decoran lugares de reunión góticos donde no pueden
faltar cirios y lúgubres prendas de vestir. Las tiendas de ropa gótica varían
en precios. Pero suelen ser prendas buenas, delicadas costuras, diseños
arcaicos y elegantísimos. Sombreros de copa negrísimos para ellos así cómo
lazos aterciopelados muy oscuros. La muerte hecha arte. Grata moda retro y sibarita.
Melancólicos días lluviosos y grisáceos acordes con grupos de gente gótica que
dan un aspecto entre lo sacro y lo relacionado con la parca, a las callejas
donde los gatos negros se apartan, a cada paso de personajes magníficamente
ataviados. Caras muy blancas, rictus serio, una moda elegante, que atrae, que
nos transporta a un tiempo gris; pero que merece la pena dar ese salto temporal
para visualizar tan delicada moda; versos a la muerte; poemas a los féretros;
odas a la parca y ni un ápice de locura si no de mucha cultura para quienes
entienden ésta desde todos sus polos. Lo raro a veces puede ser más lógico que
lo básico. El gusto por sentir una época, unas formas, un hábitat exquisito no
es nada fuera de lugar. Si no que goza de admiración. Los góticos, son personas
educadas, gozan del respeto de muchos. Porque el arte atrae. Y esta forma de
ser pese a que beba de fuentes tenebrosas, es admirada por su elegancia sin par,
maneras y buenas formas. Lo sombrío también hace brillar nuestras pupilas. Es
otra opción más. Cómo sería adorar un paisaje nocturno.